Fue como en esos partidos de fútbol en los que no pasa nada en 88 minutos de juego, y que en los dos finales encienden a la tribuna con emociones, goles y polémica. Así pasó el Gran Premio de Estados Unidos, en Austin, para Franco Colapinto. A falta de dos vueltas para el final, un sobrepaso a su compañero francés en Alpine, Pierre Gasly, “desobedeciendo” una orden de mantener posiciones, llevó al bonaerense a dejar el penúltimo lugar en la pista, para pasar a ser 17°. Se dirá, “pero si no luchaba por nada”. Créase que en un deporte como la F-1, hasta estas cuestiones que se dirimen en la zona de retaguardia tienen valor y, por qué no, consecuencias.

Así como la carrera fue un bodrio para Colapinto, lo fue para el espectador. En un domingo del Día de la Madre en Argentina, el GP asomaba como una excelente sobremesa después del almuerzo. A la hora de su desarrollo, ya muchos seguramente habrán pasado a “boxes” a dormir una siesta. Apenas la lucha por el N°2 entre el británico Lando Norris (McLaren) y el monegasco Charles Leclerc (Ferrari), además de algún mano a mano por puestos intermedios, despertaron al público del letargo. Lo demás fue una competencia que se hizo lineal, chata, anodina y varios adjetivos más que le quiten mérito. Si hasta el ganador, el neerlandés Max Verstappen (Red Bull), durmió su propia siesta adelante, sin rivales que lo molesten. Así, el actual campeón del mundo ratificó que para nada se bajó de la lucha por el título de Pilotos, y que tanto Norris (2° esta vez), como el australiano Oscar Piastri (McLaren, 5°), tienen que empezar a preocuparse.

De vuelta a Colapinto y compañía. Largó 15°, perdió dos puestos en la salida, encerrado en el callejón del medio y cuidando de no golpearse ni golpear a nadie. Después, más de lo mismo que viene sucediendo durante todo el año con Alpine: un auto que apenas mantiene un ritmo para viajar en la cola del pelotón, que pelea de a ratos y que casi siempre pierde, que se ve con prácticamente nulas chances de superar rivales y cayendo en su rendimiento en tanto la prueba suma vueltas.

Franco llegó a ubicarse 11°, allá por el giro 32, pero todavía no había cambiado los neumáticos medios con los que salió a correr. Entonces se dio lo lógico: ingresó a los pits, y al salir a la pista, ahora con compuestos blandos, quedó último. Lo que siguió fue un stint de vueltas sumido en el puesto 19°, el último de la fila porque ya muchos giros antes, el español Carlos Sainz (Williams) había abandonado luego de un toque con el italiano Kimi Antonelli (Mercedes).

Pasó a ser 18° cuando el brasileño Gabriel Bortoleto entró a los boxes a cambiar gomas con su Sauber. Y todo parecía que quedaría ahí, pero Gasly empezó a perder rendimiento por los neumáticos gastados y Franco se le acercó, con Bortoleto pegado a los escapes de su A525. Llegó entonces la comunicación por radio: “necesitamos que mantengas las posiciones”, le dijeron. Franco reaccionó: “espera, ¿qué? ¿Mantener posiciones? ¡Pero si va más lento!”. Segundos después, llegó su acto de “rebeldía” ante la orden del equipo cuando ambos transitaban la empinada curva uno. La “tribuna” argentina se levantó cuando vio que los neumáticos de ambos coches casi se rozaban ante el intento de defensa del francés, y gritaron como un gol cuando la maniobra se consumó satisfactoriamente. Imaginen si con un inestable Alpine hace algo así, qué haría con un auto en serio.

Una maniobra que dijo más que mil radios

Colapinto terminó 17° y Gasly 19°, superado por Bortoleto. Los memes por la situación inundan hoy las redes sociales. Y no es para menos. En Alpine no hubo comentarios inmediatos sobre lo sucedido.

“Creo que era lo correcto, me tocó a mí dar la posición varias veces e iba mucho más rápido, la verdad. Estábamos peleando por el puesto 17/18, no tiene sentido discutir por estas cosas”, dijo Colapinto con mucho carácter. Si lo que pasó le traerá consecuencias, ya es entrar en el campo de los vaticinios. Lo que sí es seguro es que mostró habilidad, convicción y personalidad ante una orden que claramente iba en contra del espíritu competitivo y deportivo. Dijo con su acto “aquí estoy yo”. Y eso no es poco: un acto de rebeldía que fue mucho más que ganar una posición en el fondo del pelotón.

Ahora viene otro “round” para la F-1 en tierra americana. Será el Gran Premio de México, previsto para el domingo que viene, desde las 17. Paradojas del deporte: después de una carrera aburrida como la del Circuito de las Américas, y con el final de alto voltaje “gentileza” de Colapinto, habrá que contener la ansiedad para ver cómo sigue su historia en el “Hermanos Rodríguez”.